jueves, 12 de noviembre de 2015

El sacerdote que torturaba en el batallón

Procesaron en Santiago del Estero a un ex Capellán por delitos de lesa humanidad. 

Carlos Luis Marozzi está involucrado en la imposición de tormentos contra el secuestrado Hugo Alberto Gómez y como parte de una asociación ilícita. Actualmente es párroco del Santuario de Nuestra Señora de la Consolación, en Sumampa.

El sacerdote Carlos Luis Marozzi, ex capellán auxiliar del Batallón de Ingenieros de Combate 141 de Santiago del Estero, fue procesado por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura. Luego de reiterados pedidos de la fiscal federal Indiana Garzón, a cargo de la Unidad de Derechos Humanos del Ministerio Público de la provincia, el juez federal Guillermo Molinari procesó al ex capellán por la imposición de tormentos contra el secuestrado Hugo Alberto Gómez y como parte de una asociación ilícita. La resolución no incluye la prisión preventiva de Marozzi. Por su edad avanzada (81 años), su movilidad reducida (usa silla de ruedas) y por considerar que no existe riesgo de fuga, el magistrado le permitió continuar en libertad. Marozzi es actualmente párroco del Santuario de Nuestra Señora de la Consolación, en Sumampa, departamento Quebrachos, al sur de Santiago del Estero.

Gómez fue secuestrado en el Concejo Deliberante, donde trabajaba, el 19 de noviembre de 1975. Durante casi un mes estuvo privado ilegalmente de la libertad y fue torturado en el Batallón 141, ubicado en el campo militar Santo Domingo, y en una cárcel de la provincia de Chaco. Al relatar sus padecimientos, el sobreviviente contó que pudo ver a un sujeto vestido como sacerdote, con una camisa celeste y cuello blanco, quien le introducía sus pulgares en los ojos y le decía que estaba poseído por el demonio. Dijo creer que se trataba del cura Marozzi, que fue capellán auxiliar de esa unidad militar entre 1974 y 1997, cuando el Ejército lo dio la baja.

El testimonio que involucra a Marozzi formó parte de una elevación a juicio de agosto de 2012 que incluyó al ex jefe del Departamento de Informaciones policiales de Santiago, Musa Azar –en prisión con tres condenas a prisión perpetua en el haber– y a un grupo de oficiales y suboficiales del Ejército. En marzo último, según informó el sitio web del Ministerio Público Fiscal, la Unidad de Derechos Humanos santiagueña requirió por tercera vez que el juez citara a indagatoria al sacerdote en la causa “Gómez Hugo c/Azar Musa y otros, privación ilegítima de la libertad, tormentos y asociación ilícita”.

Pero la decisión se hizo esperar. A la desidia tradicional del poder judicial en los casos de civiles imputados por delitos de lesa humanidad se sumaron en el caso puntual las dificultades para concretar las pericias psicológicas y psiquiátricas del imputado, que se concretaron a principios de octubre en la casa del ex capellán. El caso trascendió luego de que el perito médico designado informara que la Corte Suprema carecía de fondos para pagar su viaje en avión y su estadía en Santiago del Estero y de que los organismos de derechos humanos ofrecieran costear el viaje con tal de terminar con la parálisis de la causa.

El testimonio de Gómez no es el único que involucra a Marozzi. Otra ex presa política, Graciela Yocca, también lo identificó al declarar en el juicio oral Megacausa II como uno de los torturadores de los detenidos. “Creo en Cristo. El resto es basura, como el cura Marozzi, que se vendió por un sueldo de capellán para ir a torturarnos en la cárcel”, dijo durante la audiencia. La mujer, que permaneció cinco años detenida durante la dictadura, recordó que el cura Marozzi “cambiaba de auto 0 km todos los años y siempre decía que a los jóvenes opositores al régimen terrorista de Estado había que matarlos porque ‘muerto el perro se acabó la rabia’”.