martes, 22 de mayo de 2012

Repudian la actitud de un imputado

Víctimas denuncian que Azar Curi "armaba las causas" y luego los torturaba en el DIP
El abogado querellante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Héctor Carabajal, repudió la actitud del ex policía Juan Bustamante, imputado en la Megacausa, por haber intentado un careo o realizar preguntas a través de su abogado a una de las víctimas.
Carabajal expresó  que “no se puede poner al testigo víctima en situación de revictimización o de revivir un trauma en el sentido de que aquel que lo torturó y violó su dignidad, aquel que cometió los crímenes más atroces contra la víctima, tenga la oportunidad de preguntarle directamente o a través de su abogado en un careo; esto ha sido rechazado en todos los tribunales del país”.
Desde la Secretaría de Derechos Humanos, dijo Carabajal: “Siempre nos vamos a oponer a los careos en el sentido de que ‘es imposible en estos casos particulares de juicios de lesa humanidad, en los cuales la principal prueba por la particularidad con que fue llevada la represión, son los testigos víctimas”.

Testigos revelaron en sus declaraciones que el represor y sus colaboradores se encargaban de armar los escritos en los que los detenidos reconocían delitos de subversión.
ACUSACIÓN. Ponce contó que en su caso, Azar Curi le imputaba que era jefa de una célula guerrillera a pesar de que la joven reiteraba su inocencia.

 Gimena: "Las víctimas declaraban frente a la persona que torturaba"
Publicado el 16/05/2012 - Sobrevivientes del terrorismo de Estado denunciaron que Musa Azar Curi “armaba las causas” y que luego los torturaba en el Departamento de Informaciones Policiales para que firmen los escritos que preparaba él junto con sus colaboradores, reconociendo delitos de subversión.
Así lo señalaron en sus testimonios Sara Alicia Ponce y Miguel Cavallín, quienes fueron secuestrados en su juventud por los hombres a cargo de Azar Curi, en junio del 75 y que luego se exiliaron en EE.UU., a fines de los 80, huyendo de la represión y donde contrajeron matrimonio y formaron su familia.
Sus testimonios abrieron la cuarta jornada del juicio de la Megacausa de Derechos Humanos, en el que se busca develar 44 casos de secuestros, torturas y homicidios seguidos de desaparición, cometidos antes y después de la dictadura en la provincia.
Ponce contó que en su caso, Azar Curi le imputaba que era jefa de una célula guerrillera a pesar de que ella reiteraba su inocencia en cada oportunidad que tuvo de declarar.
Al relatar su calvario a manos de los represores, dijo que durante su cautiverio en Santiago, pasó por el DIP, donde estuvo horas a oscuras y mirando una pared, y que luego el fallecido policía Noli García, la tuvo 5 horas apuntándole la cabeza con una pistola, bajo la amenaza de que “si me dormía me mataba”. Contó que tras pasar por la Cárcel de Mujeres, fue trasladada al Penal de Devoto, desde donde fue liberada en el año 80 tras ser condenada por actividades subversivas.
Como particularidades, contó que en el DIP estaba custodiada por un perro, que ante cualquier movimiento gruñía y amenazaba con atacarla. “Estados Unidos fue condenado por custodiar a presos iraquíes con perros, se ve que Musa estaba adelantadísimo en los métodos de tortura”, dijo Ponce. Además recordó que Marta Cejas, a quien se la señalaba como pareja del represor, era la encargada de manejar a las presas políticas en la Cárcel de Mujeres.
Ponce y Cavallín recalcaron que las causas armadas, luego eran avaladas ilegalmente por los funcionarios judiciales federales de aquel entonces. “Ya estábamos condenados desde el día en que nos iban a buscar”, sostuvo Ponce.
 
Estremecedor
Durante la tarde, los testimonios más estremecedores estuvieron a cargo de Walter Bellido y Margarita Urtubey, a los que se sumaron los de la profesora de la Unse y la UBA, Inés Izaguirre; el ex policía, Miguel González y Hebe Juárez de Urtubuey, quien tuvo a su marido y su hija secuestrados.
En su relato, Margarita Urtubey brindó detalles de los nueve meses en los que estuvo presa con datos escalofriantes. En ese marco, reveló que la hermana religiosa Aldina (recientemente fallecida) “tuvo que sufrir humillaciones y vejámenes” cuando iba a visitarla a la cárcel por parte de Hugo Badessich, quien se desempeñaba al frente del Servicio Penitenciario.
Los dichos fueron confirmados por su madre, Juárez de Urtubey, quien expresó que la religiosa “soportó todas esas humillaciones porque era la única persona que podía conseguir saber cómo estaban nuestras hijas”.
 
Por su parte, el doctor Walter Bellido narró las circunstancias en las que fue detenido en tres oportunidades por parte de personal del DIP. Durante su paso por el centro clandestino de detención, contó que lo que más lo impresionó fue “el estado lamentable de Mario Giribaldi (actualmente desaparecido), no coordinaba, estaba mal física y psíquicamente”.

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