jueves, 7 de junio de 2012

Raúl Figueroa Nieva: "Musa Azar me interrogaba mientras Garbi me aplicaba picana eléctrica en la cabeza"

Estuvo 8 años detenido y fue llevado a las cárceles más duras del país, como los penales de Rawson y La Plata.
 
EPISODIO. Estando detenido en la Escuela de Policía fue golpeado por un preso común enviado por los represores.
  
En la jornada número 13 del juicio por la Megacausa de Derechos Humanos en el que se investigan 44 casos de secuestros, torturas y desapariciones, el ex preso político Raúl Figueroa Nieva describió duras sesiones de tormento en el Departamento de Informaciones Policiales (DIP) que funcionó como centro clandestino de detención.
Ante el Tribunal Oral Federal compuesto por Graciela Fernández Vecino, Juan Carlos Reynaga y José Fabián Asís, el sobreviviente al terrorismo de Estado, relató su calvario, desde que fue detenido el 22 de enero de 1975 por agentes de la DIP, el prófugo Roberto Díaz y otro de apellido Obeid; hasta que fue liberado en octubre de 1983, tras haber sido recluido en las cárceles de Santiago, La Plata, Rawson y Villa Devoto.
Recordó que la primera noche fue torturado a golpes en una habitación donde estuvieron Musa Azar Curi, Ramiro López Veloso, Roberto Díaz y Eduardo Baudano y que le remontaron una pistola apoyada sobre su cabeza.
Dijo que uno de los momentos más dramáticos de su detención, fue cuando Musa Azar Curi, el jefe del DIP y el segundo al mando, Tomás Garbi, lo torturaron en un sótano. “Me vendaron y me ataron a una cama de hierro, mientras Musa Azar me interrogaba, Garbi me aplicaba la picana eléctrica en distintas partes del cuerpo”, relató.
Antes de él declaró María Eugenia Di Lullo de Garay, madre del ex preso político Luis Garay, quien contó sobre la dura lucha de su familia para conseguir la liberación de su hijo
 
Pedido por sus hermanos
Al término de su declaración, Raúl Figueroa Nieva pidió que los imputados aporten “datos sobre dónde enterraron los cadáveres de los desaparecidos o qué hicieron”.
El testigo, que tiene actualmente desaparecidos a sus hermanos Gloria Susana y Miguel Ángel, dijo que los imputados “tienen un pacto del silencio y eso es difícil de romper, pero como todo hombre tiene una conciencia que los rige, aunque en muchos casos, como el de ellos, está anestesiada o adormecida, pero tarde o temprano el peso de su conciencia los va a derrumbar; yo creo que para aliviar ese peso, deberían dar datos sobre dónde enterraron los cadáveres de los desaparecidos o qué hicieron, eso sería una descarga en su conciencia”. l

EL LIBERAL/DANIEL PÉREZ

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